Por C. Nutrio
A 10 de agosto de 2014. Por desgracia, después de unos años de esperanza, los hechos demuestran que ese techo de UPyD y Ciudadanos existe, en torno a un 5%. Basta el canto de sirena de un Podemos o de cualquier otro fantasma populista para desviar votos. Y encima con la “salida” de la crisis la gente vuelve al redil bipartidista (según resultado de un sondeo recién publicado de Metroscopia). No hay futuro en España.
Pero la propuesta que se hace en este blog (o en el de mayoriasabsolutas) tampoco va a ninguna parte, vista la forma de gobernar del PP aun con mayoría absoluta.
Esto no tiene arreglo.
Ni conformismo ni nihilismo: pragmatismo
El bipartidismo no ha hecho más que acentuarse en España desde el nacimiento de la democracia, pero los dos grandes partidos españoles se resisten a modificar la Ley Electoral para introducir una mayor proporcionalidad en el reparto de escaños. Eso, unido a la dificultad para conseguir mayorías absolutas, condena al país a sufrir eternamente la bisagra de los partidos nacionalistas.
Por otra parte, los partidos creados en los últimos años a fin de acabar con la dictadura bipartidista/nacionalista (C’s y UPyD) han alcanzado su techo electoral, de modo que no conseguirán nunca arrebatar el papel de bisagra a los partidos nacionalistas. Los buenos resultados obtenidos por UPyD en Madrid en las elecciones autonómicas y municipales de 2011 no deben hacernos olvidar que a nivel nacional –incluso con el viento en popa del movimiento de los indignados– ese partido obtuvo solo un 2% de los votos. Además, en el improbable caso de que esta formación consiguiera algún día los escaños necesarios para funcionar como bisagra, tanto el PP como el PSOE, vista su trayectoria, preferirían aliarse con los nacionalistas. La otra alternativa «antisistema» son los votos nulos o en blanco, que son, respectivamente, inocuos o contraproducentes para el reparto de escaños, de manera que nunca serán la solución del problema.
Vemos por otra parte que tanto el PP como el PSOE carecen de ideas claras y de convicciones, de modo que, estén en el Gobierno o en la oposición, no saben adoptar más programas y medidas que los que puedan reportarles votos en las siguientes elecciones. Como consecuencia de ese cortoplacismo, el Gobierno de turno renuncia a tomar medidas impopulares que redundarían en un mayor bienestar de los ciudadanos a medio y largo plazo, como estamos viendo en el caso de la deuda soberana. Esa obsesión electoralista ha conducido a los dos grandes partidos a otorgar un creciente protagonismo a sus respectivos ideólogos y a prescindir de los profesionales más competentes, de tal manera que al miedo a tomar determinadas decisiones se suma la incompetencia técnica para elegir soluciones idóneas. Para rematar la faena, añádanse el despilfarro y el obstruccionismo político asociados a un Estado de las autonomías que ha ido demasiado lejos.
Por todo ello, los abajo firmantes:
- Consideramos que ha llegado la hora de crear un Movimiento por la Alternancia Sistemática, MAS, que tendrá por objetivo propiciar mayorías absolutas del PP y el PSOE de forma alternativa en las sucesivas elecciones generales, de modo que el partido vencedor: a) pueda prescindir de los nacionalistas para gobernar, y b) al saberse condenado a perder las siguientes elecciones, esté más dispuesto a acometer las reformas que realmente necesite el país;
- Con ese fin, en los comicios de ámbito nacional votaremos sistemáticamente al partido que esté en la oposición. En los sondeos que se hagan a lo largo de cada legislatura, la suma del porcentaje de votos MAS y el porcentaje que obtenga ese partido permitirá calibrar la necesidad de lograr más simpatizantes para esta causa. Se trata de conseguir ya al principio de cada legislatura y de forma estable una masa crítica que garantice la siguiente mayoría absoluta de signo opuesto, de modo que el partido en el poder renuncie a gobernar de forma electoralista;
- Si se nos ignorase en los sondeos, como es de prever, procederemos a cuantificarnos y promocionarnos por otros mecanismos, incluidas las redes sociales;
- Previendo la objeción de que de ese modo los dos grandes partidos no tendrán incentivos para gobernar bien, no aplicaremos el algoritmo de la alternancia en las elecciones municipales, que quedarán así reservadas para votar lo que realmente nos apetezca. En lo que respecta a las elecciones autonómicas, proponemos en principio una solución intermedia, consistente en ponderar 50/50 la necesidad de sinergia –gobernabilidad- con el Gobierno central y la necesidad de castigar o recompensar al Gobierno local de turno; para ello bastará con que cada votante MAS elija al azar, a cara o cruz, una de las dos opciones correspondientes: el voto MAS del momento (determinado por la fecha de las elecciones generales más próximas en el tiempo) o el voto al partido que realmente prefiera; ahora bien, en las autonomías con fuerzas nacionalistas optaremos por el voto útil y apoyaremos a la fuerza no nacionalista con más posibilidades, sea la que sea.
- Teniendo en cuenta la necesidad de garantizar que en el Congreso siga habiendo alguna voz que se enfrente a la tenaza bipartidista/nacionalista, tampoco facilitaremos la alternancia en la única circunscripción, Madrid, en que UPyD puede confiar en obtener escaños.
No hay más alternativa al sistema que la alternancia sistemática